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Aramburu: «No me siento tan incómodo como vasco sino como demócrata»

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«Me gustaría que los niños no tuvieran que pasar una infancia salpicada con crímenes» destaca. El autor de ‘Patria’ cree que la interpelación al lector de este libro «ha tocado un nervio de la época» 

aramburuQué habría hecho en el caso de ser este personaje, de que me hubieran matado a mi padre o de tener un hijo que está en ETA? Esa interpelación al lector no la da la historia, no la da el periodismo y, por lo visto, es la causa por la que este libro ha tocado un nervio de la época, de manera que se está leyendo en toda España en cantidades para mí desconocidas hasta ahora». Con esta clave explicó ayer Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959), autor de Patria (Tusquets), el éxito que está logrando su última novela.

El autor donostiarra, que reside en Hannover desde hace 32 años, presentó ayer su último trabajo en la Feria del Libro de Córdoba, en un acto donde el público abarrotó la sala (algunas personas tuvieron que permanecer fuera) y que contó con la participación del periodista Alfredo Asensi. Aramburu confirmó que sigue existiendo mucho interés en conocer cómo la sociedad vasca ha convivido con el terrorismo etarra y detalló que «el libro ofrece una perspectiva que muchos españoles no tenían, la de la vivencia diaria en una sociedad castigada por la violencia, en la que convivían agresores, agredidos, víctimas potenciales y todo el vecindario alrededor de esto, a menudo callado, a menudo cómplice de lo que se hacía».

Medio año después de su publicación, se han vendido más de 150.000 ejemplares, lo que representa una cifra superior a la que suman todas sus obras anteriores. El escritor afirma que con esta novela no pretende juzgar, ¿pero se ha sentido incómodo como vasco por esta situación?: «No incómodo tanto como vasco, sino como demócrata y como persona que considera que la mejor forma política de convivir es aquella en la cual se establecen unas normas, se respetan, cada cierto tiempo hay unas elecciones y se eligen los representantes políticos, los cuales tendrían que mejorar nuestra vida sin nadie que en la calle quemando, poniendo bombas, asesinando, intente imponer su punto de vista», explicó. A esto añadió que «han muerto más de 800 personas, algunas de las cuales yo conocía personalmente, entonces, yo me siento herido no solo como demócrata, sino como persona, como ser humano».

Fernando Aramburu recordó que la palabra patria tiene divesas acepciones y «todas están de alguna manera representadas» en las páginas de este libro. De este modo, apuntó que «entendemos que la patria es el lugar de los afectos, la tierra de nuestros antepasados o donde aprendimos a leer, donde se comen determinados alimentos con los que nos identificamos». Sin embargo, puntualizó que «hay otro tipo de concepto de patria que lleva a algunos a entenderla como algo sagrado, religioso, que hay que imponer a otros, que puede justificar el uso de la violencia para quienes contraen este patriotismo exacerbado, fanático. Esta acepción también está representada en algunos personajes de mi novela».

El escritor destacó que «me gustaría mucho que la sociedad en la que nací y me crié alcanzara un grado considerable de paz, y que la gente fuera capaz de convivir aunque discrepara, y que los niños no tuvieran que pasar una infancia o una adolescencia como la mía, salpicada con continuos crímenes. Eso se lo deseo fervientemente a mis paisanos». Por otra parte, al ser preguntado por la posibilidad de que escriba un nuevo libro centrado en el tema vasco, admitió que «esto no lo puedo asegurar, de momento, no, porque tampoco quiero que este asunto me absorba por completo, tengo otros horizontes creativos a los que quiero encaminarme también».

Fernando Aramburu defiende la necesidad de que se produzca una derrota literaria sobre el terrorismo etarra y ayer precisó que esta sería «la derrota del relato que blanquea la historia de ETA, de los discursos comprensivos con el terrorismo -que todavía se dan- o eufemísticos, o que introducen elementos blandos, justificadores de la violencia. Creo que contra ese tipo de discursos hay que crear otros, para que las futuras generaciones no piensen que hubo gente que se vio obligada a matar o que hacía algo positivo por su pueblo».

otras propuestas/

Además de la visita de Aramburu, la Feria del Libro contó ayer con otras actividades como la presentación del poemario ganador del tercer Premio de poesía Juana Castro, El cuadro del dolor, que es obra de Ana Castro. Por otra parte, Óscar Sotillos también dio a conocer al público su novela Medianoche en el campanario (Premium), ganadora del cuarto Premio de Narrativa Infantil y Juvenil Diputación de Córdoba y Jorge Díaz Leza participó en las presentaciones con su libro de relatos Fotos de ciudades que amanecen (Cuadernos del Laberinto).

[publicado en diario CÓRDOBA 26/3/2017]