La Feria del Libro pasa por Córdoba sin molestar y con una media entrada más bien pobre

Imprimir

Vino sin letras

No he conocido mejor elogio de la lectura ni explicación más sutil de lo que puede proporcionar un libro bien escrito que el reportaje de Televisión Española en el que se contaba cómo en un hospital se ofrece la literatura como alivio para los días eternos de la convalecencia, la espera y el dolor del tratamiento. Pocas palabras, aunque las digan quienes sí se forjaron a sí mismos devorando páginas que nunca quisieran terminarse, pueden hablar mejor que el carrito que se asomaba a las habitaciones para invitar a leer a los enfermos y a sus acompañantes, y así abrir nuevos mundos donde las inyecciones y las radiografías fueran mucho menos importantes que la inteligente mirada salvaje de los perros de Jack London o que el momento en que Miguel Delibes cuenta la historia del niño que tiene que empezar a andar el camino de crecer solo.

Si Vargas Llosa dijo que lo más importante de su vida le había sucedido cuando aprendió a leer, en los ojos de quienes se escapaban del hospital por la ventana esperanzadora y luminosa de las páginas brillaba la certeza de que no iban a tener mejor compañía ni roca más sólida que la suerte de perderse en la armonía sutil de las palabras, bellas por el mundo mejor al que se abren y por el fulgor ingrávido del escritor que consiguen que luzcan eternas por sí mismas.

(...)

[leer noticia completa en ABC Córdoba 25-abril-2013]