Leer o no leer

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Una feria del libro es la prueba de que seguimos siendo civilizados. Hay gentes que por las circunstancias no pudieron aprender a leer, lo que no les condenó a ser incultos, maleducados, poco sociables, rudos o vandálicos. Hay, por el contrario, quienes aprendieron a leer desde chicos y su vida ha sido un cúmulo de incultura, embrutecimiento y groserías. Pero no es lo corriente. Por lógica, el ser instruido, leído y estudiado, como se suele decir, tiene más posibilidades de sacarle partido a los ofrecimientos de la vida. Las artes, por ejemplo. La sensibilidad de un espíritu cultivado tiene una capacidad de disfrute casi infinito cuando contempla pinturas, esculturas, edificaciones de arquitectura sublime u oye una música con pentagramas casi celestiales; y puede viajar a otros mundos cuando lee un libro que se lo posibilita. Eso es lo que tienen más probabilidades de perderse quienes no saben leer, no han visitado nunca un museo, no han visto una exposición o escuchado un concierto. Ha habido ágrafos por culpa ajena que, sin embargo, han gozado de una sensibilidad capaz de extasiarse con la belleza de un sol rojizo a punto de desaparecer por el oeste o de embelesarse con El Mesías de Haendel. Pero han sido los menos porque para ello se necesita mucha perseverancia, tesón y motivación por estar mermados en posibilidades. Por eso las ferias del libro son la prueba de que seguimos siendo civilizados, porque convenimos en que saber leer y practicarlo es a estas alturas de la civilización la primera condición para que el hombre sea libre. Cuando estamos en un país de lengua excesivamente extraña nuestra libertad se reduce porque limitamos la comunicación: ni entendemos a nuestro prójimo ni sabemos leer los carteles de sus establecimientos. Por eso una feria del libro, donde existe la posibilidad de comprar otros mundos que ya vienen impresos y de entenderlos, es un goce que nos dice que estamos en el buen camino. Pero no dejo de pensar en quienes no han leído nunca un libro, ni han ido a un museo ni a un concierto. Bueno, están en su libertad de perderse una de las partes más atractivas y excitantes de la vida.

[noticia publicada Diario CÓRDOBA 25/04/2015]