Del viernes 19 al domingo 28 de abril de 2024
La Feria del Libro, como siempre
OPINIÓN
Por Jesús Cabrera -1 de mayo de 2022
Fue esa tabla de salvación para buscar aquellos paisajes que no se podían pisar, aquellas emociones que no se podían sentir
El bulevar del Gran Capitán recupera en estos días aquello que el coronavirus le arrebató hace dos años. El montaje de las casetas ya anunciaba que la Feria del Libro volvía a Córdoba con todos los honores, incluyendo la lluvia que nunca debe faltar, porque, se quiera o no, no hay nada que más invite a la lectura que una tarde cerrada en agua.
Esta Feria del Libro vuelve a Córdoba con todos sus ingredientes, con sus novedades, con sus presentaciones, con los autores que vienen, con los que no vienen, con las mesas redondas, con su pregón, con los homenajes, los talleres infantiles y todo aquello que forma parte de un ritual cuyo valor está, precisamente, en lo que no cambia, que es el libro.
La edición de este año tiene también la componente de recuperación del tiempo perdido, de presentación en sociedad de aquellas ediciones que han visto la luz en estos dos últimos años y que por aquellos de las restricciones, de los aforos, de las mascarillas y del lógico recelo a los actos públicos no habían tenido la oportunidad de gozar de ese protagonismo que a toda publicación le corresponde.
Porque el coronavirus nos habrá tenido encerrados en casa, pero la industria del libro ha seguido su marcha, con escritores que no han parado, con editoriales que publicado lo que han podido y con esas librerías de barrio que han tenido la oportunidad de poder renovar sus escaparates y de dar satisfacción a sus clientes.
Hace ahora justo dos años todos estábamos encerrados en nuestras casas. La vida había cambiado de golpe y porrazo, y hubo que improvisar nuevos hábitos y nuevas formas de ocupar el tiempo en un espacio determinados que muchos aún no habían descubierto.
El libro fue esa tabla de salvación para buscar aquellos paisajes que no se podían pisar, aquellos diálogos que no se podían escuchar, aquellas emociones que no se podían sentir.
Durante esas semanas de duro confinamiento se recurrió al libro como escapatoria en un tiempo en el que se creía que las nuevas tecnologías lo habían desbancado, pero resurgió con fuerza para ocupar el lugar que por justicia le corresponde.
El alcalde, José María Bellido, lo decía el otro día, bajo la lluvia, en la inauguración de la Feria del Libro. Pedía que ahora en el bulevar del Gran Capitán le devolviéramos la compañía y el afecto que nos brindó durante la pandemia. Es lo lógico. Amor con amor se paga.